El chico entró en la habitación y lo primero que vio fue a su madre dormida y su gran culazo. Su hijo no era demasiado agraciado físicamente y siempre estaba bastante necesitado, no encontraba chicas con las que tener sexo. Los dos hermanos jugaban con su consola de juegos, pero la jovencita parecía algo aburrida.
No dolor. No actividades sin consenso. También parejas en las que él no cumple. Jordan Gray, un asesor en sexo y relaciones de pareja, también enfrenta ese tipo de retos al realizar su labor. A la mayoría de nosotros nos incomoda hablar sobre ese tipo de interacciones porque nos preocupamos de que las redes sociales sean demasiado frívolas para discutir sobre ellas, pero es importante reconocer que estas generan sentimientos reales y que esos sentimientos importan. Aun así, fijar límites en las redes sociales no tiene que ser la lucha colosal en la que a veces la convertimos. El comportamiento se extiende a la habitación: los pacientes me han contado historias de ocasiones en que su pareja ha revisado sus redes sociales a mitad del coito. Te podría gustar realizar todas tus comidas sin el teléfono o al menos tenerlo en modo avión o silenciado. O intenten apagar las notificaciones cuando estén juntos.
Usa los límites de la vida real como tu guía digital. Imagina que tu comportamiento en redes sociales ocurre en persona, con tu pareja a tu lado. Si no lo harías en la vida real, no lo hagas en línea. Las redes sociales también facilitan que revises la conducta de tu pareja. Ya no es necesario que te pongas una gabardina, un bigote falso y gafas de sol para seguir a tu pareja por la ciudad. Simplemente puedes tomar su teléfono cuando esté en la ducha.